Más de 20 estadounidenses están desaparecidos en combate en el frente de Ucrania, con un aumento de las bajas en los últimos seis meses a medida que extranjeros cubren urgentes carencias de las asediadas defensas del país, según una investigación de CNN.
Los cuerpos de al menos cinco voluntarios estadounidenses que se alistaron en el Ejército ucraniano no pudieron ser recuperados del campo de batalla tras morir en combate en los últimos seis meses, según descubrió CNN. Dos de ellos fueron repatriados el viernes desde territorio ocupado por Rusia a suelo ucraniano tras largas negociaciones.
El duro testimonio de sus colegas supervivientes y el creciente número de bajas retratan el oscuro pero importante papel de los combatientes estadounidenses en primera línea de una guerra que el presidente Donald Trump ha calificado de “ridícula” y ha presionado al presidente de Rusia, Vladimir Putin, para que la ponga fin diplomáticamente.
Los familiares de los estadounidenses desaparecidos han contado a CNN la angustiosa falta de cierre al no poder enterrar a sus hijos, el limbo legal de no poder declarar oficialmente la muerte de sus seres queridos, y también el tormento infligido por los troles rusos de Internet que los acosan en línea. La intensidad de los combates en las líneas del frente oriental de Ucrania hace que a menudo no se puedan levantar los cadáveres de los soldados de ambos bandos y estos queden esparcidos en el campo de batalla.
Dos voluntarios estadounidenses murieron en un solo incidente a las afueras de Pokrovsk, en el este de Ucrania, a finales de septiembre, según los supervivientes y familiares. No se ha recuperado el cuerpo de ninguno de ellos. El exsoldado estadounidense Zachary Ford, de 25 años, de Missouri, y otro estadounidense sin experiencia militar, cuya familia pidió ser identificado solo por su indicativo “Gunther”, murieron por un dron mientras se encargaban de volar un puente cerca de la aldea de Novohrodivka.
El estadounidense superviviente, que pidió ser conocido por su indicativo “Redneck”, describió una misión con pocas posibilidades de éxito, en la que el grupo de tres voluntarios estadounidenses quedó rápidamente atrapado por el fuego ruso en una trinchera a unos 500 metros de su objetivo, el puente.
“Los drones rusos empezaron a descender por la línea de árboles para intentar atravesar el techo del búnker”, recordó en una entrevista con CNN la semana pasada desde Estados Unidos. Un tronco cayó del techo y le golpeó en la cara, dijo: “Tenía la escopeta, estaba tratando de derribar a esas cosas”.
Ford dijo por radio a sus comandantes que abortarían la misión, pero recibió instrucciones de continuar y que no sería posible evacuar hasta el día siguiente, dijo Redneck. Cuando comenzó el ataque, Redneck dijo que disparó su ametralladora contra los rusos que tenía justo delante y que los ucranianos que manejaban un lanzagranadas y un sistema de armas antitanque Javelin murieron mientras contenían a los blindados rusos.
Redneck dijo que entró en un búnker para conseguir munición y que se libró por poco del ataque con drones que hirió a Ford y a Gunther. Las heridas de Ford requirieron dos torniquetes para detener la hemorragia, dijo Redneck, mismos que aplicó antes de reincorporarse a la defensa y ver cómo un soldado ucraniano recibía un disparo mortal en la cara delante de él.
Minutos después, oyó a Ford gritar: “Gunther está muerto”, dijo a CNN. “Bajé a comprobarlo, y el ucraniano que estaba allí me miró y dijo: ‘amigo muerto’”, relató. Redneck agregó que Ford permaneció estable, y su comandante advirtió por radio que otro ataque ruso era inminente.
“Él sabía que no íbamos a sobrevivir a otro ataque, así que empezó a pedirme que lo matara para que no lo capturaran”, dijo Redneck sobre Ford. Redneck dijo que se negó y le dijo a Ford que encontrarían la manera de salir de esa, antes de seguir recargando sus armas antes del asalto previsto.
“Se quedó muy callado”, dijo Redneck sobre Ford. “Unos minutos más tarde, (él) me llamó y me dijo que se había aflojado los torniquetes”, añadió. Redneck dijo que se los volvió a poner, pero Ford había perdido demasiada sangre.
Redneck dijo que la última petición de Ford fue ver la luz del sol mientras moría. “Lo acosté con la cabeza hacia la puerta para que pudiera mirar hacia afuera, ver el sol, y yo solo le sostuve la mano. Lo último que dijo con claridad fue: ‘Que nunca se diga que esos malnacidos me mataron’”, detalló.
Redneck dijo que Ford había expresado un sentimiento común entre los combatientes extranjeros.
Su recuerdo más vívido de Ford era el pequeño altavoz azul que llevaba consigo, en el que reproducía constantemente la canción del artista británico Artemas “I like the way you kiss me”. “Siempre estaba poniendo música y bailando alrededor de ese altavoz”, dijo.
La probabilidad de que los combatientes voluntarios extranjeros sobrevivieran en el frente dependía de su nivel de experiencia, pero también de las tareas asignadas por las brigadas a las que se unían, dijo. Mientras que algunos oficiales asignaban las mismas tareas a extranjeros y ucranianos, otros “te traicionarán y harán que te maten igual de rápido”, dijo.
“En este punto, no se puede decir que no sea la lucha de Estados Unidos”, dijo. Los críticos de la guerra “están tratando de decir: ‘bueno, este es un problema de Ucrania. Si pudiéramos hacer la paz ahora, no tendríamos que lidiar con esto’. La verdad es que no va a parar”, añadió Redneck.
Culpó de las pérdidas de su brigada a un “mal oficial… que no veía realmente la diferencia entre nadie”. “Era carne de cañón, y enviaba a quien fuera”, comentó.
Redneck, hablando desde Estados Unidos, dijo que su unidad fue evacuada de la zona y que más tarde vio imágenes de los cuerpos de Ford y Gunther tomadas por un dron. La zona en la que lucharon está ahora bajo control ruso.
El proceso de recuperar a los muertos de las líneas del frente es arduo y emotivo. El ex infante de Marina estadounidense Corey Nawrocki, de 41 años, de Pensilvania, murió luchando en la región rusa de Briansk en octubre.
Su cuerpo fue exhibido por soldados rusos en Telegram, pero después de complejas negociaciones fue uno de los casi 800 muertos devueltos a Ucrania por Rusia el viernes, al igual que el de otro estadounidense desaparecido.
Su madre, Sandy Nawrocki, lloró al describir la sensación de un “torbellino de emociones: alivio, pero tristeza”. “Me quito un peso de encima porque ahora no tengo que preocuparme por lo que le puedan estar haciendo allí”, dijo.
Describió a Nawrocki, un veterano de la Marina con dos décadas de servicio, seis misiones en Iraq y dos en Afganistán, como un “sabelotodo” al que le encantaba hacerla reír y que se había alistado para luchar en Ucrania debido al daño que había visto en los civiles.
“Gente inocente asesinada, bebés masacrados (…) Creo que eso realmente le molestaba”, dijo.
Nawrocki murió tras recibir un disparo mientras intentaba ayudar a un colega herido, según le dijeron a su madre.
Las imágenes de su cuerpo y de las armas fueron ampliamente compartidas en las redes sociales rusas y dice que también se publicaron su dirección y un video de su casa. Cuando intentó notificar la muerte de Nawrocki a sus amigos de la Marina en las redes sociales, los troles prorrusos “publicaban todos esos comentarios desagradables y caritas sonrientes”, dijo.
No quería que su hijo fuera a Ucrania, pero esta “era una guerra no provocada”, dijo. “Esta es la guerra de todos. Si Rusia gana, gana sobre Ucrania, eso afecta a Polonia, eso afecta a todos los países europeos”, comentó.
La repatriación de estadounidenses muertos es la culminación de un camino complejo y emotivo para los involucrados. Lauren Guillaume, una estadounidense que vive en Kyiv y trabaja para la fundación sin fines de lucro RT Weatherman, ayuda a familias extranjeras a encontrar a sus seres queridos, a menudo recorriendo las morgues con Iryna Khoroshayeva, investigadora ucraniana de la fundación.
La identificación positiva es posible mediante una combinación de métodos de identificación visual y pruebas de ADN, dijo Guillaume.
Las autoridades ucranianas afirmaron que la tarea de identificar a los muertos es más compleja cuando los restos son devueltos desde el lado ruso. “Después de un intercambio de cuerpos, es posible que nos den una bolsa con 10 restos de cuerpos pertenecientes a diferentes personas”, dijo Artur Dobroserdov, comisionado de Ucrania para personas desaparecidas dependiente del Ministerio del Interior.
Dobroserdov confirmó que más de 20 estadounidenses estaban desaparecidos en combate, y dijo que solo podían entregar cualquier parte de los restos para su repatriación una vez que los hubieran identificado a todos, ya que no querían que las familias enterraran parte de un ser querido y que luego les entregaran más restos.
Uno de los primeros casos en los que Guillaume pudo ayudar fue el del veterano del Ejército estadounidense Cedric Hamm, de Texas, que murió en la región fronteriza norte de Sumy en marzo. La familia de Hamm pudo identificar la mezcla única de tatuajes de inspiración azteca y militar estadounidense en su cuerpo en una transmisión de video en vivo que Guillaume preparó desde la morgue. El cuerpo fue repatriado a San Antonio en diciembre.
“Estoy muy orgullosa de mi hijo”, dijo su madre, Raquel Hamm, quien afirmó que había luchado en Ucrania porque estaba interesado en usar su pasado militar para viajar. “Su aplomo, incluso hasta el final”, la había impresionado, dijo, y describió cómo le dijeron que “salvó a otro joven” durante el tiroteo en el que murió.
“Sinceramente, esperaba que nunca encontraran a mi hijo (…) Mi hijo pagó el precio más alto en el campo de batalla por la libertad de Ucrania y eso siempre me acompañará. Mi hijo no murió en vano”, dijo Hamm.
“Era muy altruista”, dijo un compañero de combate estadounidense herido en la batalla en la que murió Cedric Hamm, hablando con CNN desde Estados Unidos, donde se está recuperando. Pidió que se refirieran a él por un seudónimo, Mitchell, por razones de seguridad.
Guillaume dijo que los extranjeros pueden ser declarados muertos mediante confirmación física, como pruebas de ADN en sus restos, o mediante una sentencia judicial, si hay pruebas significativas de su muerte. “Lleva tiempo”, dijo. En marzo, su organización tenía una carga de trabajo de 16 casos. Ahora se ocupa de 88 extranjeros muertos o desaparecidos de 18 nacionalidades, la mitad de ellos estadounidenses. “La mayoría son casos de desaparecidos en combate”, dijo.
El verdadero número de muertos entre los voluntarios estadounidenses en Ucrania sigue sin estar claro, dijo Guillaume.
Ella cree que el creciente número de muertos y desaparecidos se debe a que los extranjeros son enviados a zonas difíciles y de primera línea donde se necesita su experiencia militar previa. “Descubrimos que los operadores extranjeros sí llenan los vacíos de operaciones muy difíciles, de alto riesgo y de alta recompensa. Sus vidas y su sacrificio no son en vano”, añadió.
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