China hizo una apuesta porque no podía competir con EE.UU. en materia de automóviles. La apuesta está dando resultados

Las calles de Beijing han cambiado drásticamente en tan solo unos años. El ruido y el mal olor del tráfico han dado paso a una tranquilidad inusual para una megaciudad. Las carreteras están llenas de vehículos, en su mayoría eléctricos, todos con sus distintivas matrículas verdes.

Este no es un fenómeno exclusivo de Beijing. Para quienes llegan a muchas de las principales ciudades de China desde países dominados por los consumidores de gasolina, la tranquilidad será su primera impresión, dijo Li Shuo, director del centro sobre el clima de China en el Instituto de Políticas de la Sociedad Asiática.

“Es como dar un paso hacia el futuro”, comentó a CNN.

Desde cualquier punto de vista, el crecimiento de los vehículos eléctricos en China ha sido extraordinario. Más de la mitad de los autos nuevos vendidos son de bataría, lo que indica que el mayor mercado automovilístico del mundo está en camino de eliminar prácticamente por completo los autos a gasolina en las próximas décadas. El año pasado, las ventas de eléctricos en China se dispararon hasta los 11 millones, un aumento de casi el 40% respecto a 2023, según datos de la firma de investigación británica Rho Motion. Es una “transformación irreversible”, afirmó Shuo.

La revolución de los vehículos eléctricos de China ayuda a consolidar su dominio en materia de tecnología limpia y su reivindicación del liderazgo climático global, justo cuando la administración de Trump redobla su apuesta por los combustibles fósiles, que calientan el planeta, y demoniza la energía limpia.

También está sacudiendo los mercados petroleros. Los analistas predicen que la demanda de petróleo puede estar alcanzando su punto máximo en China, pasando de una demanda creciente a una declinación, pero las repercusiones son mucho más amplias. Como el mayor importador de petróleo del mundo, lo que sucede aquí tiene efectos dominó en todo el mercado petrolero mundial.

“Las implicaciones son asombrosas”, dijo Lauri Myllyvirta, cofundador del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio.

Las raíces del auge de los vehículos eléctricos en China se remontan a casi dos décadas atrás.

Shuo afirmó que los fabricantes de automóviles tradicionales de Estados Unidos, Japón y Europa tenían “una ventaja tan grande” en los vehículos a gasolina que era poco probable que China los alcanzara. Los eléctricos ofrecían la oportunidad de dominar un nuevo mercado.

También hubo otro beneficio clave: la seguridad energética.

A diferencia de Estados Unidos, un país rico en combustibles fósiles, China se construyó sobre la base de importaciones de petróleo. Esta dependencia de otros países es un potencial “riesgo geopolítico”, dijo Ilaria Mazzocco, experta en política climática china del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. La ventaja de los vehículos eléctricos es que pueden funcionar con los abundantes suministros de electricidad de producción nacional de China.

El gobierno comenzó a introducir políticas favorables a los vehículos eléctricos en serio alrededor de 2009, dijo Mazzocco a CNN, y les ofreció a los fabricantes crédito barato y financiación para la investigación.

Fue “una apuesta muy grande”, dijo, y el camino no fue fácil. Después de unos años, “se consideró una especie de fracaso”.

Pero al final la apuesta dio sus frutos, gracias a una combinación de apoyo constante de los gobiernos municipales y centrales de China, avances en la tecnología de baterías y una gran cantidad de empresas altamente competitivas, dijo, incluido el principal rival de Tesla, BYD, con sede en China.

El país cuenta ahora con una sólida infraestructura de recarga y con conocimientos, tecnologías y materiales nacionales en materia de vehículos eléctricos. Está produciendo grandes cantidades de estos autos baratos que la gente realmente quiere comprar, afirmó Myllyvirta.

La situación es muy diferente en Estados Unidos, donde la justificación económica para los vehículos eléctricos sin subsidios es más débil, agregó, porque el gas es “extraordinariamente barato” y los estadounidenses prefieren “vehículos absolutamente masivos”.

Con el presidente Donald Trump ahora en a cargo, el país está preparado para alejarse aún más de las políticas que promueven los vehículos eléctricos y aumentar los aranceles sobre estos y los materiales de las baterías chinos.

El resultado probablemente será un mercado estadounidense más alejado del resto del mundo, dijo Myllyvirta, “y eso solo hace que sea cada vez más difícil para los fabricantes de automóviles estadounidenses competir en el extranjero”.

Los avances de China en la electrificación del transporte —incluida una vasta red ferroviaria de alta velocidad— están frenando su consumo de petróleo, que ya era elevado.

La demanda de gasolina cayó alrededor de un 1% en 2024 y va camino de caer más rápido este año, incluso a medida que aumentan los ingresos de las personas y aumenta la propiedad de automóviles, dijo Ciarán Healy, analista del mercado petrolero de la Agencia Internacional de Energía. “Para un país del perfil económico de China, es extraordinario”, dijo a CNN.

La demanda total de petróleo también podría estar cerca de alcanzar su punto máximo. Las importaciones de crudo de China cayeron casi un 2% en 2024, lo que marca la primera bajada anual en dos décadas, a excepción de la pandemia de covid-19. Estados Unidos es uno de los proveedores de petróleo de China, país que fue el segundo mayor importador de crudo estadounidense en 2023, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (AIE).

El panorama se complica un poco por el hecho de que, mientras los vehículos eléctricos reducen la demanda de petróleo, otro sector la está impulsando.

La floreciente industria petroquímica china, que produce plásticos y otros productos industriales, se alimenta del petróleo, pero “no está ni cerca de superar la reducción del sector del transporte”, dijo Kate Larsen, quien dirige la investigación internacional sobre energía y clima en Rhodium Group, una firma de investigación económica independiente.

La AIE predice que la demanda de petróleo de China disminuirá en la década de 2030. “Está eliminando una de las porciones más importantes del crecimiento de la demanda mundial de petróleo”, dijo Healy.

China fue, por mucha diferencia, el mayor impulsor de la demanda mundial de petróleo entre 2013 y 2023. El aumento anual medio de su demanda de petróleo durante esa década fue de unos 600.000 barriles al día; en 2024, fue menos de 200.000 barriles al día, según estimaciones de la AIE.

La AIE predice que la demanda mundial de petróleo se estabilizará al final de esta década y comenzará a disminuir en la década de 2030, y que los vehículos eléctricos desempeñarán un papel importante en esta tendencia a la baja.

Si bien países como la India están aumentando el consumo de petróleo, “no parece que haya nadie que pueda reemplazar a China”, dijo Erica Downs, investigadora principal del Centro de Política Energética Global de la SIPA de la Universidad de Columbia.

China también está transformando el panorama mundial a través de sus exportaciones de vehículos eléctricos, una proporción cada vez mayor de los cuales se dirige a países del Sur Global, incluidos Tailandia y Brasil. Una afluencia de vehículos eléctricos chinos de bajo costo “tiene el potencial de permitir una transición mucho más rápida hacia la electricidad también en otros países”, dijo Myllyvirta.

La revolución de los vehículos eléctricos en China encamina al país a convertirse en una potencia de energía limpia. Pero, si bien China está incorporando energía eólica y solar a un ritmo rápido, la electricidad que alimenta los vehículos eléctricos sigue estando dominada por el carbón.

Incluso con esta red eléctrica que utiliza muchos combustibles fósiles, un vehículo eléctrico produce menos contaminación a lo largo de su vida útil que un automóvil a gasolina, dijo Myllyvirta. Pero, dada la intensidad de carbono del proceso de fabricación, “solo veremos que las ventas de vehículos eléctricos comenzarán a reducir las emisiones en unos pocos años”, dijo.

A medida que China avanza en el uso de energías renovables, el impacto climático de los vehículos eléctricos se reducirá aún más. Rhodium proyecta una caída del 60% en la intensidad de la contaminación de carbono de la red eléctrica de China entre ahora y 2040. “Son números muy, muy grandes”, dijo Larsen de Rhodium.

Los vehículos eléctricos podrían representar el 100% de los autos nuevos vendidos en China en 2040, afirmó. “Eso realmente prepara el terreno para una rápida disminución de las emisiones del transporte”.

Aún quedan muchas incógnitas sobre qué ocurrirá exactamente con la demanda de petróleo en los próximos años, tanto dentro de China como a nivel mundial. Pero los expertos afirman que el rápido auge de los vehículos eléctricos en China representa un cambio radical que podría frenar el papel del país como motor de la demanda mundial de petróleo y podría ayudar a redefinir su papel en el escenario internacional.

“China se encuentra en una situación en la que sus intereses económicos, geopolíticos y climáticos están alineados”, afirmó Mazzocco.

La transformación de China hacia la energía limpia contrasta marcadamente con la de Estados Unidos, donde Donald Trump promete dejar de apoyar los vehículos eléctricos y la energía limpia.

“Ya hay una diferencia drástica entre los coches que circulan por las calles en China y los que se ven aquí en Estados Unidos”, afirmó Shuo. Existe el peligro, añadió, de que Estados Unidos llegue a ser visto como un “fósil” de la historia de la fabricación de automóviles.

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